domingo, 18 de noviembre de 2018

El gran cambio (Bautista Fusto)


Cuentos de ciencia ficción

El gran cambio 

 24 de octubre de 2013.Buenos Aires, Argentina
Día nublado. Seguramente llueva. Caminaba como si fuese pleno verano. Yendo a trabajar: nada fuera de lo común. Como de costumbre, pasé por el almacén de siempre. Desde ese entonces, las cosas no fueron tan normales. No di importancia, no era gran cosa, todos tenemos nuestros días. Llegué al trabajo. Mi compañero, como era ya costumbre, con su cara de infeliz, reflejando su mal humor. Lo saludo. Día normal de trabajo. Saliendo ya. Un día como cualquier otro pero, como ya había pasado, sentí que algo no cerraba y bueno, obviamente, lo pasé por alto.

28 de octubre de 2013. Mendoza, Argentina
Probablemente se pregunten: “¿Qué hace ahí?”. Bueno, pedí franco. Aproveché la semanita para venir a ver a mi vieja. Sí, a mi mamá. Como no siempre puedo verla dije “Bueno, ya está. ¿Cuánto hace que no la veo?”. Y no veía por qué no visitarla. Llegué. Mamá con todo: mates, facturas, pan, todo. Era muy normal de mamá, eso. Una vez acomodado, empecé a ver la tele. Mamá cocinaba. Cuando agarré el noticiero, lo dejé ya que no había nada. Además, estaban hablando de donde era yo. Me llamó la atención ver que todo lo que yo pasaba por alto tomaba un rumbo, empezaba a tomar sentido. Lo que vi raro tenía demasiado sentido. Me invadió la curiosidad y quería saber qué era lo que pasaba. Tampoco quería dejarla colgada a mamá. Bueno, me quedé la semanita.

4 de noviembre de 2013.Buenos Aires, Argentina
Ya en casa, no veía la hora de saber qué pasaba, estaba cansado. Ese día me quedé en casa, comí algo así nomás y me acosté. Todo con los nervios y la curiosidad. Lunes, bien temprano, ya arriba. Me puse a leer el diario y fue justo cuando ya era obvio que las cosas no estaban bien. No leí a fondo la noticia pero algo pasaba y quería saber qué. Salí de casa, pasé por el almacén de siempre, pero estaba cerrado. Esta vez sí le di importancia porque era raro que esté cerrado. Caminando le pregunté a un vecino si no sabía qué pasaba. Se quedó helado, mirándome como si fuera una pared. Las cosas se tornaban muy raras, no entendía nada. Llegando a mi oficina vi que prácticamente la fábrica estaba cerrada. Esto no puede ser. Fui corriendo a casa. Mirando la tele, en el noticiero, vi que toda la zona donde vivía había sido evacuada por amenazas que venían de un lugar desconocido. Ese momento me dejó en shock, miedo, nervios, inquietud, todo junto me invadió. No pensé y actúe, corrí por todos lados pidiendo ayuda, grité por todos lados. Ni una señal de vida. Tenía miedo. No sabía qué hacer.
Volví a casa. Supuse que de quedarme ahí estaría seguro. Con todo lo que sentía me era imposible dormir pero, de a poco, se  fue y pude al menos relajarme.

Al día siguiente.
Me desperté. Hoy sí que tardé. Estaba muy cansado aún con lo poco que había dormido. No tenía pensado ir a trabajar, pero sí salir a buscar algo. Junté coraje y valentía y salí. Dejé de lado el miedo y caminando, tranquilo. Vi que estaba todo normal: el almacén abierto, los vecinos hablaban ¿Pero? Ayer esto era todo. Yo, loco no estaba y como yo sabía que nada andaba bien, me tomé el tiempo de preguntarle al vecino qué pasaba. Cuando lo saludé, él simplemente me dijo: ”Holograma no identificado”. Sonaron sirenas, parpadearon luces y todo me llenó de miedo. Corrí sin saber adónde iba, sólo quería alejarme. Saltando un paredón, tropecé con unos cajones y me caí. Lo último que me acuerdo fue que el golpe dolió mucho.

Fecha: no sé. Ubicación, menos.
Está de más decir que el miedo se hacía presente en mí, mucho más sabiendo que nada estaba bien. Logré abrir mis ojos y ver a mi alrededor. Nada era familiar. Se escuchaban gritos, golpes, pedidos de auxilio, hombres, mujeres, chicos y chicas, llorando. Esto no está nada bien.
Una vez que tuve noción de dónde estaba, una especie de celda, me puse a ver a mi alrededor y pude ver que claramente no estaba sólo. Alto, pelo largo, voz gruesa y apariencia de vagabundo, se asomó un hombre. Sin saber qué pasaba, morí del susto. Él me dijo: “No soy a quien le debes temer, chico". Aún con miedo, pregunté quién era. Dio un paso hacia adelante y ya nada tenía sentido. Era mi vecino, el que no hablaba, el que cuando pregunté qué pasaba, simplemente me miró con una mirada fría y escalofriante. Asustado, pregunté qué hacía ahí conmigo. Me explicó todo, cada detalle. Lo que estaba pasando era que la amenaza había sido por parte de seres desconocidos que tomaron la tierra como punto para crear su nueva colonia. Todo esto aseguraba él. Yo, sin entender nada, tomé eso con seguridad porque él tenía pinta de no estar desde el mismo tiempo que yo ahí. Le pregunté cuánto tiempo hacía que estaba acá él. La respuesta fue una cosa de no creer: 27 años eran los que él había estado ahí. Mi cabeza explotó. Nada cuadraba. Me pregunté por mamá. Obviamente, sin respuestas.

Horas después…
Tenía hambre. Supuse que hace 27 años que no comía pero, de ser así, ¿qué hacía vivo. Le pregunté a mi vecino que si él comía. Me respondió que sí, que siempre a cierto horario daban algo para comer. Me dijo que abrían las celdas y ordenadamente sacaban a la gente a comer. Le pregunté: “¿Quiénes las sacan?”. Me respondió con cara de miedo, impresión y algo de timidez, pensando que no iba a creerle. Ellos, los malditos que nos tienen así. “¿Quiénes?”, le pregunté. “Míralos con tus propios ojos”, respondió. Eran súper altos, tenían cuerpos con figuras humanoides y su idioma era imposible de entender. Con terror y miedo sólo seguí a las persona delante de mí. Una vez en donde se nos daba la comida, logré muy a lo lejos ver lo que parecía ser mamá. No pensé en lo que podría pasar y corrí hacia ella. Mi grito fue muy reconocible. Sin dudarlo, se dio vuelta y corrió hacía mí. Como era de esperarse, unos con más dudas que otros, nos preguntábamos qué pasaba. Dos de los fenómenos se nos acercaron y nos llevaron a un cuarto mucho más grande que aquel en el que estaba yo antes. Se escuchaba una voz ronca, muy gruesa. Ésta sí se le entendía. Mamá, llena de miedo, abrazada a mí, sólo rogaba que todo terminara. Verla a mamá así era lo que más me fastidiaba. No me importó nada y empecé a golpear todo con el simple fin de que, quien sea que fuera el que hablaba, me escuche. Todo fue exitoso porque lograron escucharme. Se abrieron las puertas de la celda y sin miedo enfrenté a quien suponía era el de la voz.
 –¿Quién eres y que quieres de nosotros? -le grité sin miedo de  saber qué podría pasar.
El con su fija mirada en mí, se acercó y me dijo:
 –Tienes coraje.
Sin importarme, le pregunté por qué nos tenía así. Explicó que tenía el plan de colonizar la tierra y destruir a los humanos. Esto me sacó mucho peor, pero, esta vez, pensé y dije:
 –¡No lo hagas!
Fue justo cuando me dijo que vio el coraje en mí y decidió darme una chance.
 –Viendo tu coraje y valentía, estoy dispuesto a darte una oportunidad para salvar a tu pobre mundo -dijo sin sacar mirada de mí.
Acepté, obviamente. Él me dijo que esto consistía en una prueba que iba a dejar en claro si era capaz de que mi valentía y coraje puedan salvar al mundo. Me indicó que el reto era una especie de arena y que iba a ser una simple lucha. De ganarla, seríamos libres.

Tiempo después de lo sucedido…
Se me había otorgado el poder elegir un arma para poder pelear. Llegando al lugar en el cual iba a seleccionar mi arma, llegó mi vecino desesperado y agitado:
 –¡Elige bien tu arma, no es cualquier bestia! -dijo.
Esto me inquietó un poco e hice caso a la indicación.
Una vez en la arena de batalla…
Todo era raro. El aire, el cielo e incluso los alrededores, todo formaba parte del plan de colonizar la tierra. Ya a nada de empezar el combate, se escuchaban fuertes, enormes y pesados pasos. No me gustó para nada. Al poco tiempo, se asomó una sombra gigante con apariencia a un dinosaurio. Y sí… Era imposible de creer: un gran dinosaurio. Dio arranque el combate. Nada me importaba. El miedo no era rival contra mí y sin más que pelear, comencé a darle por todos lados. Ya pasados unos minutos, no podía más. Estaba muy cansado y ya sin aliento. Se escuchó a lo lejos:
 –¡Su punto débil es el pecho!
Sí,  era mi buen vecino. Rápidamente, ataqué a esa parte y lo único que quedaba por hacer era ver cómo caía la bestia y todo el mundo impresionado.
Luego de la batalla…
“Bien hecho humano, es increíble y a la vez frustrante ver cómo derrotaste a mi bestia. Ahora sí tengo el honor de concederte tu tierra y sin nada que decir, marcharme”. Todo se había acabado. Era el fin de la terrible colonización de la tierra.
Después de todo esto, se nos concedió la tierra de nuevo. La especie humanoide que quiso terminar con la tierra se marchó.  La tierra quedó sana y salva.

(Por Bautista Fusto, de 3°1°)


sábado, 10 de noviembre de 2018

Obsesión literaria (Maia Rodríguez)

Relaciones intertextuales

Obsesión literaria

Las pupilas de la chica rubia se dilatan al tiempo que recorre con la mirada cada palabra de las últimas páginas del libro que sostiene en sus manos. Al cabo de una hora ya no había más que leer. La lectora, Elena, deja ir un suspiro cargado de ese sentimiento que tienes cuando terminas una buena historia, al mismo tiempo que gira el libro para ver la contratapa y admirar la imagen de su escritor: "Jorge Luis Borges". Es inexplicable el torrente de sentimientos que le provocan leer y pronunciar  con sus labios carmesí ese nombre. Se aproxima a su biblioteca personal ubicada al lado de su mesita de luz y coloca el libro en un estante. La bibliófila tiene en su poder cada uno de los libros de Borges, incluyendo traducciones, ensayos y colaboraciones con otros escritores. 
Los días pasan y ella realiza su monótona rutina como si de una máquina se tratara, programada para hacer todos los días lo mismo. Su salud mental se deteriora, y lo peor, no tiene a nadie que le diga que tiene que detenerse o va a acabar con ella misma. Recuerda el consejo que le dio su madre antes de enfermarse y que todo se vaya a la mierda. Cuando Elena le expresó que sentía deseo de ser psicóloga, ella dijo sabiamente, con ese tono cálido de una madre que pensara cómo sería tener que escuchar los problemas de las personas todos los días, todo el día. Los recuerdos de su madre la golpean con un sinfín de sentimientos, mientras que sus ojos se llenan de tristeza, lo que nubla un poco su vista.  
Su madre se llamaba Elisa, falleció de cáncer hace seis meses, eso desató una crisis en la familia. Su padre huyó, no pudo soportar el dolor, aunque Elena sabe que en realidad se fue con otra mujer, dejándola a ella ahogándose en su propia tristeza. En ese momento, los libros, específicamente de Borges, eran su refugio a eso se debe su gran afecto al escritor.
Son las diez de la mañana, los rayos del sol iluminan el complejo habitacional, un día con estas condiciones en junio no es muy usual. Ella se dirige a su oficina, donde las paredes son absolutamente blancas y tienen cuadros de paisajes colgando de ellas armoniosamente, nada vistoso o con demasiados colores, para no alterar a los pacientes. Las horas de trabajo se sintieron abrumadoras, pero, finalmente, el último paciente del día atraviesa la puerta. Ella le sugiere que se atreva a hacer cosas nuevas, que haga algo emocionante, que su cuerpo sienta tanta adrenalina como si se sintiera que va a estallar. Es irónico, piensa, si tan sólo conocieran su vida. 
Los meses pasan y lo único que puede provocar sentimientos en Elena es leer libros de Borges. Su obsesión con él es cada vez más grande y hasta llega a ser enfermiza. Se imagina cómo sería conocerlo, de hecho, es la única motivación que tiene para seguir viviendo. 
Sube las escaleras del edificio mientras un torrente de lágrimas desciende sobre sus mejillas, arruinando un poco de su maquillaje. Está atravesando una crisis, un ataque de ansiedad de alta intensidad. Abre las puertas y se desmorona, avienta sus cosas y su abrigo y se sienta en frente de su computadora. Esta vez necesita más que leer un simple libro, necesita ver con sus propios ojos, sentir, poder tocar. La noche transcurre y lo único que consumió Elena fue café. Su investigación a fondo tuvo sus frutos, mañana mismo va a tomar un largo descanso y planea hacer un viaje. 
Allí se encuentra Elena, con la mirada vacía, con ojeras, desarreglada completamente, fuera de sí. Cualquier persona que la viera en este estado no la reconocería. Lo único que lleva consigo es un bolso de mano. Se dice a sí misma que se calme, que pronto estaría en su destino, mientras que muerde sus uñas en la espera del tren. Tras una larga investigación que duró meses al fin va a cumplir lo que ella llama “su propósito en la vida”. Se dirige a la casa de Jorge Luis Borges. Nadie sabe si la información que tiene es real, pero en el caso de que no lo fuera, ella tiene una segunda opción: quitarse la vida. Se detiene en una hermosa casa bastante hogareña, la admira por un momento hasta que se atreve a acercarse. La madera ruge con el peso de su caminata, duda por unos segundos, pero finalmente, llama a la puerta delicadamente. Sus manos están en puños al costado de su cuerpo sudando y todo en su interior se siente como si fuese a estallar. En el momento en el que la puerta se abre, siente cómo su pecho se contrae, mariposas en el estómago, siente tanta adrenalina como si su cuerpo fuera a estallar. Está a punto de inventar una mentira que pueda garantizarle el paso y estadío en el hogar del escritor... pero la realidad la golpea con fuerza: debido a la enfermedad congénita de su padre él no es capaz de ver. Elena comienza a reírse, de alivio tal vez. 
-No sé cómo reaccionar a esa carcajada señorita, de modo que solo me limitaré a preguntar quién es y por qué razón se encuentra tocando a mi puerta- exclama Borges, formando una mueca de confusión en su rostro.
Ella no se mueve. Simplemente se limita a tratar de ordenar las palabras en su cabeza.
-A veces…- susurra ella con una voz rasposa- me siento como el minotauro de “La casa de Asterión”… Sola, encerrada, prisionera de mi propia mente. Pero si tendría que contar los sentimientos que me generan tus libros… serían catorce- sonríe porque sabe que él lo entendió. 
-Son muy dulces sus palabras, señorita, pero me temo que está invadiendo mi espacio personal. Estoy dispuesto a firmar un libro si es lo que desea, pero luego tendrá que retirarse de mi propiedad. 
La presencia de la chica lo impacienta, aunque sabe que no es más que una aficionada a sus libros. 
-Lamento decirle que vine para quedarme- Elena avanza bruscamente, lo toma de las muñecas y le da un golpe en la cabeza que lo desmaya. 
Despierta y se encuentra en una silla de madera, tiene cuerdas alrededor de sus muñecas, que intenta liberar, aunque es en vano. Él ya sabe que no tiene escapatoria. Siente la presencia de alguien más en la habitación, siente su mirada, siente su respiración. 
-Sé que me estás escuchando… También sé que estarás pensando que estoy loca. Sí, lo estoy- su voz llena toda la habitación, transmite escalofríos. 
-No te preocupes, no voy a matarte, te amo demasiado para hacerlo, no lo soportaría -Elena suena tranquila.- Quiero estar en tus brazos, para siempre.
Se aproxima a la silla cautelosamente, se sienta sobre el regazo del escritor, saca una navaja y pronuncia sus últimas palabras.
-Leí que las personas mueren cuando cumplen su propósito en la vida. 
Sus manos tiemblan y sus movimientos son torpes, aunque el corte es preciso.
Elena murió en los brazos de la persona que más amo en el mundo. Jorge Luis Borges murió por inanición. 
… 
Tal vez esto hubiera pasado si ese día, cuando una admiradora tocó la puerta de mi casa, yo estuviera sólo. Quién lo diría, si hace un par de meses me hubieran preguntado si algún escribiría una historia sobre mí mismo, respondería un no rotundo. 
¿Borges escribiendo una historia sobre Borges? Suena absurdo, pero es lo que acabo de concluir. Cabe recalcar que tanto el nombre, como la vida de Elena son meramente ficción.

(Por Maia Rodríguez, de 4°1°)

jueves, 8 de noviembre de 2018

Recuerdos (Sebastián Ceballos)

Cuento de ciencia ficción

Recuerdos

  “Wind Cap” era un pueblo donde las personas vivían aterradas por misteriosas muertes y desapariciones ocurridas en los años 80.
En 1976, un hombre, harto de su familia y su pueblo, decidió ganar dinero suficiente como para irse y olvidarse de todas esas asquerosas personas, incluyendo su esposa. Su idea era inventar algo nuevo, algo que no se haya visto antes. Y aunque fracasó, se fue de todas formas, dejando a su esposa y a su hija. Nunca volvió, lo tomaron como desaparecido, dos semanas después, ya que nadie lo vio salir del pueblo. Desde ese día, las personas comenzaron a desaparecer sin dejar rastro.
-Todavía no sabemos qué es lo que causa todo esto. Les pedimos que por favor que mantengan la calma mientras investigamos. Muchas gracias.
Así fue como el alcalde dio la noticia a Wind Cap y, como cualquier persona corrupta, él no pensaba en su pueblo. Por lo cual las desapariciones eran cada vez más frecuentes.
Durante el entierro de Jessica Jefferson, quien murió de leucemia a los 11 años, su madre, Jerry Thomson, notó en la lápida del padre de Verónica Marsh una fecha distinta a la de su muerte, aunque no le prestó mucha atención por la pérdida de su hija.
El padre de Verónica murió de un paro cardiaco a los 68 años. Pero según la lápida, las personas y hasta su maltratada esposa, Mery, dicen que se suicidó a los 47 años, antes de tener a Verónica, pero Mery afirmó no conocer ese nombre.
Jerry se dio cuenta de que algo no andaba bien. Quedaban pocas personas en Wind Cap y el alcalde ya no sabía qué hacer. Dijo que, si esto seguía así, el pueblo quedaría vacío el año siguiente. Desde ese momento, el alcalde comenzó a preocuparse por su pueblo.
Por la pérdida de su hija, Jerry comenzó a recordar a su esposo, a quien ella creía haber visto en varias ocasiones, más que nada en el sótano donde se encuentra todo lo de él. Ella afirmaba que era solo su mente. Por eso, esta vez, bajó al sótano y revisó todo acerca de su esposo, mientras su rostro sin vida la miraba fijamente.
En una caja estaba escrito “Philip Jefferson” y dentro había miles de planos con dibujos y escrituras que a ella le parecían extraños.
En el fondo de la caja encontró dos cintas de su esposo:
1° Cinta: “estoy harto de todas las asquerosas y repugnantes personas que viven en este maldito pueblo. Planeé irme de este lugar desde hace tiempo, pero se me ocurrió algo mejor.
Planeo hacer desaparecer a cada persona de este mugroso lugar, y sé cómo hacerlo sin ser atrapado”.
2° Cinta: “Decidí inventar una máquina que, a través de los recuerdos, pueda viajar por distintas fechas temporales. Claro que solo podré viajar al pasado, pero valdrá la pena”.
Philip secuestró a cada anciano del pueblo y los utilizó en su máquina para asesinarlos antes de tener a sus hijos.
En Wind Cap ya nada se pudo hacer, cada persona del lugar dejó de existir sin dejar rastros.
La última persona que utilizó fue su madre, para viajar a la fecha donde vio por última vez a su padre. Philip tan solo tenía 10 años cuando su papá falleció. Fue antes de su 11° cumpleaños, él lo recordaba muy bien. Estaba lloviendo, su madre, con un vestido amarillo muy llamativo, lo sujetaba y lo abrazaba como si estuviera abrazándose a ella misma. Su padre estaba acostado con un suero y los enfermeros, rodeándolo como una manada de lobos tratando de agarrar lo que podían de aquel pequeño conejo, débil y ya sin vida. Philip, en ese momento se arrepintió de haber cortado el cable del oxígeno y, sin pensarlo dos veces, decidió saltar de aquel balcón, donde murió el 18 de febrero de 1949.

(Por Sebastián Ceballos, de 3°1°)

El otro (Enzo Dopozo)

Relato alegórico

El otro

En una cabaña se encuentran tres personas en diferentes habitaciones, encerradas.
Cada habitación tiene una ventana apuntando hacia diferentes ángulos. Cada persona había podido construir un pensamiento y una personalidad. 
Comenzó una nueva etapa de aventuras cuando las puertas se abrieron, sólo dos de las tres personas decidieron salir. El encuentro pareció ser un duelo dramático, claro. ¿Cómo podrían haber imaginado que no estarían solas? Ambas personas se comunicaban con el mismo idioma.
-Parecía nunca parar de llover – exclamó uno de ellos con un aspecto triste –como si las nubes fueran a caer.
-¿Llover? – preguntó el otro, de aspecto pálido –. Mi vida fue atormentada por el sol, pasé casi una aguantando el inmenso calor.
- El de aspecto triste responde enfurecido:
– ¡Ah, te crees gracioso! ¿Cómo pudiste ignorar este paisaje todo este tiempo? Como si no hubiera felicidad.
Ambos parecían  no soportar la idea de que otra realidad  podía existir después de ellos. Se habían criado como cerdos para el matadero, sin saber su identidad, tiempo, lugar o propósito en el mundo. 
-Ya no quiero volver – murmuró el triste – no sé, nos queda una sola salida, sólo uno podrá seguir.
Pero de pronto, un rayo le partió el corazón, un rayo de la mano del pálido, dejándolo frío o inmóvil como ese paisaje que había estado observando vaya a saber uno por cuánto tiempo.
El pálido, sin mosquear ni dudar, corrió hasta la salida. Cruzando la puerta, sus ojos se apagaron y pronto se hundió en el barrial que la lluvia les había regalado. Su sueño de la libertad se vio esfumado a la par de un relámpago.
Una tercera puerta se abrió, allí mismo, en esa cabaña. El tercer otro había decidido salir luego de apreciar un ambiente más sereno.
-Había conocido el agua, el sol, las flores, los árboles y hasta un hermoso cielo del color azulado más lindo de día y de un oscuro paisaje, color a olvido y deseo de noche. Había conocido todo, menos la incomprensión del hombre. Allí, en el medio, logré conocerlos, sabía desde qué hora empezaban a existir hasta que se apagaban, cuándo respiraban o dejaban de respirar – le hablaba a la nada – pero bueno, solo hay una salida y allí, un solo deseo.

(Por Enzo Dopozo, de 6°2°)

Reseña de A través del espejo (Lewis Carroll)

Reseñas literarias:

A través del espejo 

  En esta ocasión, el inglés Charles Lutwidge Dogson (1832-1898), más conocido como Lewis Carroll, profesor de matemáticas, autor de profundos ensayos sobre lógica, matemáticas y geometría, aportó a la literatura infantil y a la poesía de lo absurdo, una nueva aventura. Sus obras tuvieron gran repercusión, ya que inspiraron numerosas obras de teatro, pantomimas, musicales, ballets y óperas, entre otras manifestaciones artísticas. Del mismo modo, Alicia y sus personajes han inspirado canciones y videoclips, como también adaptaciones cinematográficas. Alicia también ha sido fuente de inspiración para muchas obras literarias.
  En 1871 publicó la novela Alicia a través del espejo, secuela de Alicia en el país de las maravillas. Esta historia presenta un narrador en tercera persona. Está llena de fantasía, se sumerge en el ámbito de lo absurdo y está llena de juegos de palabras, paradojas lingüísticas, simbolismos y parodias cultas.
  En esta nueva aventura, Alicia, el personaje principal, se adentra a un nuevo mundo al traspasar el espejo, en el que todo esta al revés. La historia relata el nuevo camino que recorre la niña en este lugar lleno de maravillas, imposibilidades, cosas sin sentido. Ella tendrá que recorrer un gran tablero de ajedrez para poder convertirse en reina, y en el camino se va topando con diferentes personajes y adquiriendo nuevas experiencias, tal es el caso de cuando conoce a la Reina Roja, la cual se muestra imponente, hablándole a Alicia con tal autoridad que no le queda más que mostrarle respeto, brindarle reverencias y hablarle como corresponde. La Reina le informa, luego de varias curiosidades de Alicia, que puede participar del gran juego de ajedrez, siendo Peón de la Reina Blanca, comenzando en la segunda casilla y, al llegar a la octava, se convertiría en Reina.
  La narrativa del autor rompe con la estructura tradicional de una novela, utilizando poesías, juegos de palabras y más, lo cual despierta gran interés al tener una nueva visión. Esta historia puede ser confusa pero cautivadora, llena de sorpresas, la cual da lugar de infinitas posibilidades a la imaginación.

(Por Camila Sanabria, de 6°1°)

miércoles, 7 de noviembre de 2018

El problemático viaje al futuro

El problemático viaje al futuro

En el año 2089, en New York, un par de científicos llamados William Jouse y Amadeo Armando querían viajar al futuro para ver cómo había evolucionado su creación: un robot que cumplía funciones como ayudar a ancianos, a niños, etc. . Para eso, deberían construir una máquina del tiempo.
Buscaron todo lo que necesitaban para construir su nave, con mucho esfuerzo y trabajo. Días después, la máquina estaba casi lista, pero faltaba un pequeño detalle: necesitaban una planta de energía que hiciera que la máquina del tiempo encendiera y pudiera viajar al futuro. Pero la planta estaba casi extinta, así que el viaje al futuro demoraría más de lo planeado. 
A la mañana del otro día decidieron ir en busca de esa planta. Fueron a Nigeria, lugar donde se habían visto por última vez. Buscaron por todas partes, por mar y tierra pero no lograron encontrar ninguna planta.
 Mientras volvían a la gran ciudad sin su planta de energía,  decidieron mandar a informar por radio local que la necesitaban.  Al llegar, se encontraron con un hombre que era propietario de una planta de energía. El hombre dijo que se las daría sin algún problema, pero había una condición, que los científicos le tenían que construir un robot para él. No hubo ningún problema: se lo construyeron muy rápido y así, el señor les entregó la planta para que los científicos pudieran hacer su viaje.
Ya con la planta de energía lista, los científicos partieron hacia el futuro en su máquina para rencontrarse con su robot Hervie .
Una vez en el futuro, tenían que ubicar al robot y eso les iba a tomar días.
Así que los científicos construyeron un rastreador de robot para encontrar a Hervie. 
Pasó un día y por fin lograron ubicarlo, viajaron hacía él y una vez que llegaron, de inmediato Hervie se dío cuenta de que estaba enfrente de sus creadores. Ellos estaban muy felices al reencontrarse, compartieron unas copas y luego de un rato, los científicos volvieron a su tiempo.

(Curso: 3°1°)

Alienígenas en la Tierra (Evelyn Pacheco)

Alienígenas en la Tierra

Isaías era un nene de 10 años que desde chiquito miraba dibujos de alienígenas. A medida que fue creciendo, deseaba ser uno de ellos. Su mamá le decía que no iba a poder convertirse en un alienígena porque esas cosas no existían.
Pasaron dos años e Isaías seguía con la intención de ser un extraterrestre. Un día él estaba muy entretenido mirando la tele y vio que la NASA anunció que los extraterrestres estaban cerca de nuestro planeta. Muy entusiasmado fue a contarle a su mamá que su sueño podría ser realidad. Ella, muy enojada, le dijo que dejara de ver esas cosas, porque nada de eso iba a pasar jamás. Fue corriendo a la pieza de Isaías y le rompió todos los posters, revistas,  películas y su play de los extraños alienígenas. Isaías se enojó mucho con su madre y escapó, pero no tenía adonde ir y no buscó mejor solución que quedarse abajo del puente.
Se puso a mirar las estrellas y vio que una brillaba mucho e hizo que se le pusieran los ojos con lágrimas. Le parecía todo muy extraño, el anuncio de la NASA y la estrella brillante. Pasaron dos días y su mamá no sabía nada de él, hasta que decidió volver a su casa.  Una semana después, Isaías volvió al puente para observar las estrellas y vio que la estrella brillante seguía ahí.
La NASA volvió a anunciar que los extraterrestres podrían aparecer en cualquier momento. Por lo tanto tenían que estar todos refugiados. La mamá de Isaías tenía mucho miedo, pero como él sabía mucho de ellos, no temía.
Llegó el día y llegaron los extraterrestres. Todos estaban tristes menos Isaías. Él estaba feliz de verlos.
Los alienígenas bajaron de su OVNI y dijeron que venían en son de paz a buscar al elegido. Toda la gente, asombrada, se miraba entre sí, preguntándose quién serÍa el elegido. Cuando nombraron el nombre "Isaaliens" (ese nombre tenía puesto en el juego de la play), ellos dijeron que se comunicaban con Isaías por ahí, y veían absolutamente todo. Nadie creía lo que estaba pasando.  Isaias quedó asombrado, creía que su sueño se estaba por cumplir.
Como todos pensaban que ellos querían acabar con los humanos, empezó una guerra. Entonces, los extraterrestres empezaron a llevar gente a planetas distintos, hasta que   también agarraron a Isaías y a su madre. A los dos los mandaron por caminos diferentes, acabaron con todos los humanos, separaron familias, etc.
Y así fue como acabó todo, Isaías se fue con los Alienígenas y su mamá, muy triste, a otro planeta.
Al pasar el tiempo, en el planeta donde le tocó vivir a la madre de Isaías, había muchas necesidades y era maltratada por personas que habitaban  desde antes.
Por otro lado, Isaías estaba muy bien con los Alienígenas. Pero presentía que algo andaba mal. Pidió ayuda a los extraterrestres y les preguntó si se podían contactar con su mamá.
Al comunicarse con su madre, logró ayudarla, sacarla del planeta y llevarla con él.
Los alienígenas nuevamente los recibieron con mucha paz. La madre no podía creer que todo de lo que hablaba Isaías de los extraterrestres era verdad.
Finalmente, él y su mamá vivieron una vida feliz y sana.                 

(Por Evelyn Pacheco, de 3°1°)

El pintor Martín Fierro (Angélica Armijos)

Cuentos en relación intertextual con los textos leídos en clase

El pintor Martín Fierro

Fierro, más conocido como Don, el mejor pintor de Argentina, era  odiado por varias personas que compartían su profesión. 
Él sabía que a pesar de ser un gran pintor no era el mejor ejemplo a seguir, ya que él tenía una doble vida. Aparte de tener a su esposa, Clotilde, tenía a su querida amante, Esperanza y no es que él le viese algo malo al hecho de tener una amante, todo lo contrario, le parecía sumamente normal; sin embargo, algo dentro de él le inquietaba tanto que inclusive llegaba a perturbarlo por momentos. Pero solo era así por momentos, nada más.
Un 11 de junio de  1871  se celebró el  primer aniversario con su amante Esperanza, así que Don la invitó a un hotel en la ciudad de Buenos Aires.
Don llegó al hotel esa misma noche de su aniversario junto con un hermoso ramo de girasoles para su querida  amante  Esperanza, de 27 años de edad. Al momento de entrar a la habitación, observó a su amante besándose con su esposa Clotilde. Casi instantáneamente  empezó a gritar y a decir que no tenían vergüenza por lo que estaban haciendo. Clotilde se molestó tanto que le dijo  a Don que quién se creía para decir eso, cuando él había sido el primero en ser infiel. En su derecho o no, dentro de todo Clotilde, tenía razón… mucha razón.
Al oír todo el estruendo, el señor de la recepción del hotel entró al cuarto donde se encontraba el triángulo amoroso para ver qué estaba pasando. Al entrar las dos mujeres guardaron silencio, mientras, Don seguía hablando. Don continuó una serie deargumentos en contra de Esperanza, hasta que se percató de la presencia del señor recepcionista.
Pedro, el señor recepcionista, se llevó una tremenda sorpresa al percatarse de que el mismísimo pintor Fierro se encontraba involucrado en semejante problema.
Al ver esa situación, decidió marcharse de la habitación. Don siguió para pedirle el favor de que no cuente nada de lo que vio a nadie. Pedro le dijo que él no iba a  contar nada de lo ocurrido porque a él también le pasó eso en un momento de su vida; sin embargo, Don no lo dejó marcharse sin antes asegurarse de que no diga nada.
Esa  misma noche Don decidió marcharse del hotel acompañando de Pedro.
Los dos se dieron cuenta de que ya estaba saliendo el conflicto sobre la infidelidad de Don, la amante y su esposa Clotilde. Don, al verlo, soltó un largo suspiro.
A la mañana siguiente, Pedro despertó a Don para avisarle que la  prensa lo estaba esperando afuera de la casa. Cuando salió a verlos, inmediatamente le preguntaron qué es lo que iba a hacer ahora que todo el país  sabía sobre su infidelidad. Él respondió  que todo iba a seguir siendo como antes y que no tenían nada de qué preocuparse.
A la semana del acontecimiento, Clotilde le pidió el divorcio a Fierro y éste aceptó sin decir nada ni  pedir nada a cambio.
Todos  esos  días  que tuvo que ver el asunto del divorcio,  Pedro  lo estuvo acompañando mientras también le ayudaba a entender  los pedidos  de cuadros de pinturas que le ordenaban. Una tarde, en la casa de Pedro, Don se dio cuenta de que en todo ese tiempo que estuvo con él, se le despertaron sentimientos  que jamás habría creído poder llegar a sentir, así que muy entusiasmado, pensó  que lo justo sería confesarle  sus sentimientos. En un momento en el cual ambos se encontraban revisando unos cuadros, Don se confesó ante Pedro. 
Después de contarle acerca de sus sentimientos, Pedro se quedó impactado y sin poder decir nada. Don pensó que Pedro no tardará en irse para nunca regresar. No obstante, esto no sucedió, ya que Pedro  le confesó que él también sentía lo mismo. Al darse esta declaración, los dos decidieron empezar una relación pública.
Al día siguiente de que el país se enterase de la relación entre Dos y Pedro, empezaron a llover las críticas y la gente comenzó  a anular los pedidos de cuadros a Fierro.
Fierro perdió clientes, también el respeto que sus seguidores le tenían y  perdió gran cantidad  de dinero. Mientras transcurren los días, Fierro se fue quedando sin dinero y Pedro, al darse cuenta de que Fierro se estaba quedando en la ruina, decidió marcharse, diciéndole que, cuando se encontrase mejor, lo llamase para seguir con su relación. Fierro se quedó devastado porque no tenía el apoyo de nadie y no tenía dónde caerse muerto.
Perdió  absolutamente  todo lo que tenía, ya nadie lo respetaba e incluso ya hasta en la calle no lo reconocían. Por la forma en la que vestía, todos creían que era un vagabundo.
A los 60 años de edad, falleció Fierro. Aparentemente, la causa de su muerte fue viruela negra. Y así terminó, sin que nadie lo valorase ni reconociese.

(Por Angélica Armijos, de 4°3°)

Un viaje al futuro (Solange Roldán)

Cuento de ciencia ficción:

Un viaje al futuro

Era un día especial para Martín, era su último día de clases. Estaba emocionado de que las clases terminen.
En este último día, sus compañeros y profesores se estaban despidiendo en las horas de clases, ya que no se iban a ver más, pero Martín solo quería irse. Él ya estaba cansado de la misma rutina de siempre y solo quería descansar. Le daban igual las despedidas de las personas de su colegio porque no les tenia afecto, solo iba a estudiar.
Martín era un niño muy comprometido con sus cosas y deberes. Era un niño que se podría divertir con cualquier cosa, con una gran imaginación y su alegría hacía feliz a cualquiera.
Al terminar la hora, todos los niños estaban contentos, guardando todas sus cosas para ir a sus casas. Tocó el timbre y todos salieron a sus transportes. Martín subió tranquilo y se sentó para pensar en qué hacer cuando llegue a su hogar. Estaba todo muy normal, hasta que de repente se escuchó un gran ruido como si hubieran chocado contra algo. Todos estaban paralizados y asustados a la vez. Se empezaron a alterar porque querían saber qué estaba pasando.
Al salir del transporte, en el medio del camino, vieron a una nave futurística, ovalada y con una forma un poco rara. Entonces se abrió una puerta de donde salieron tres hombres con unos trajes extraños. Tenían una tableta en la mano y empezaron a hablar:
-¡Hola, personas del pasado! Nosotros venimos del futuro. No venimos a hacer daño a nadie, solo queremos a una persona: Martín Sanchez. Si estás aquí, acércate por favor… Necesitamos tu ayuda para salvar el futuro y que todo sea como antes. Puedes confiar en nosotros, no te haremos daño.
Martín se acercó. Todos lo estaban mirando a él para ver qué haría. Se dirigió hacia ellos y dijo:
-Si es para salvar al mundo, haré lo que sea necesario.
Martín entró a la nave. No sabía cuánto tiempo iba a tardar. Se mostraba seguro, pero muy nervioso por dentro.
Los hombres le dijeron: 
-Martín, muchas gracias por aceptar, nosotros ya sabemos de ti, tienes una gran imaginación y tienes algo que puede ayudarnos. Nosotros estamos en peligro por la culpa de la tecnología, todo el mundo se arruinó gracias a eso. Nadie es feliz, no conocen el mundo como deberían. Necesitamos quitárselo y destruirlo para que vean el bello mundo.
Martín los miro y dijo:
 -Díganme qué debo hacer y lo haré, esto no está bien.
A Martín se le ocurrió la idea de hacer un gran satélite que los desconecte a todos para jamás prenderlos. Su plan funcionó hasta que empezó a enseñarles qué es vivir la vida realmente. 
Mucha gente luego le agradeció y se quedó para seguir siendo feliz.

(Por Solange Roldán, de 3°1°)

La puerta de Hadiv (Fabricio Melgarejo)

Cuento
La puerta de Hadiv

Ella recuerda ese dolor, no es algo que se pueda explicar con palabras, solo puede afirmar que sintió mucho frio, como si todo a su alrededor se congelara y miles de agujas de hielo atravesaran su cuerpo, luego sintió cómo su alma se escapaba de su cuerpo, pero no de la forma común, literalmente sintió cómo su alma era arrancada de su cuerpo, de sus huesos, de su carne, pero lo que no sintió en ningún momento fue miedo, aunque debería haberlo sentido, la situación en la que estaba era un tanto aterradora, no todos los días se ven brujos de hielo y, mucho menos, montados en esas horribles criaturas gigantes parecidas a los cíclopes pero más tontos y feos. 
Así fue como llego aquí, al mundo de los espíritus, un lugar agradable, aunque para ella sería más agradable si todas esas almas atrapadas en los muros dejaran de gritar cuando intenta dormir, son una de las causas de su insomnio, aunque la principal causa de eso es que está muerta y, bueno, los muertos no duermen.
El mundo de los espíritus es el lugar al que van las personas, o más bien sus almas, luego de su muerte. En este lugar no hay divisiones de raza ni género, puedes encontrar desde elfos rojos hasta seres de energía de otras dimensiones. Lo único que divide a las almas es el bien y el mal. 
Morgana solo llevaba un par de días en el reino de los espíritus y ya había recorrido casi todo el Bosque de los Cuatro Muertos en busca de Gliphagos, criaturas parecidas a las hadas pero con los ojos totalmente negros y manos más largas. Morgana había leído que los Gliphagos solo habitaban en el mundo de los espíritus y si hallabas uno, este te ayudaría a conseguir la llave de la Puerta de Hadiv, la puerta que conecta el mundo de los espíritus con mundo de los vivos, aunque cruzarla estaba prohibido y la muerte intentaría evitar su apertura. La Puerta de Hadiv era una puerta gigante ubicada en el centro del Bosque de los Cuatro Muertos. Se dice que muchos han logrado encontrar un Gliphago, evitar a la muerte y hallar la llave que abre la puerta, pero muy pocos han logrado sobrevivir luego de atravesarla. También son muchos los que han intentado pasar sin leer las inscripciones en los marcos de piedra tallada que dicen “Si un inmenso dolor y una noble muerte te trajo aquí, otra oportunidad tendrás para vivir. Si llegaste aquí de la cálida mano de la muerte, inmenso dolor es lo que sentirás”. Esto significaba que solo podrían pasar los que hayan sufrido una muerte dolorosa y haciendo el bien, en cambio, los que hayan muerto de una manera ordinaria, al intentar pasar la puerta, sufrirían de un dolor inimaginable.
Un nuevo día comenzaba, aunque como en el mundo de los espíritus no hay un sol. Un día comenzaba cuando el fénix azul renacía de sus cenizas y terminaba cuando este mismo se desintegraba, lo que tardaba un poco más de un día solar. 
Morgana se hallaba en el bosque cuando unas extrañas flores llamaron su atención. Era algo que ella nunca había visto: unas flores violetas con lunares amarillos que brillaban y despedían un olor parecido al de la tierra luego de ser atacada por una lluvia en verano, pero lo que más llamó la atención de Morgana era que la flor no salía de un tallo en la tierra, sino que brotaba del lomo de un unicornio petrificado gracias a la mirada de una medusa. Morgana estaba tan fascinada por lo que había visto que tardó unos minutos en percatarse de la mirada del niño de cabello blanco, orejas puntiagudas y ojos grises que estaba parado a su lado. –Es hermosa ¿no crees? – Dijo el niño mirando a hacia la flor con la expresión de un alma que ve morir a otra. Morgana se quedó callada unos segundos hasta que reaccionó. -¿Quién eres? - Preguntó. – Mi nombre es Thomas – Dijo el niño. – Soy un elfo blanco – Estaba más que claro cuál era la raza del niño, pero lo que Morgana no entendía era por qué un Elfo blanco tan joven estaba muerto. Los elfos blancos suelen vivir más de quinientos años y es prácticamente imposible matar a uno antes de los trecientos. Por más que Morgana insistía en saber cuál era la causa de la muerte del niño elfo, este no hacia más que quedarse en silencio y mirar fijamente a la flor. A Morgana se le ocurrió que tal vez si encontraba un Gliphago y llevaba al niño de vuelta a la tierra de los vivos, este le revelaría cómo fue que había muerto. 
Cuando estaba a punto de rendirse, gracias a la frustración que le causaba no encontrar alguna de estas criaturitas, vio una pequeña bola de fuego pasar a gran velocidad por detrás de unos arbustos. En ese momento recordó que una de las características de los Gliphagos era su flameante cabellera. Morgana corrió tras él hasta que lo alcanzó. 
– Lograste atraparme, niña, por eso te otorgaré la llave de Hadiv –dijo el pequeño ser y abrió una mano llameante de la cual surgió una llave de un color parecido al cobre. 
Luego de eso, el Gliphago convirtió en una bola de fuego y desapareció.
Morgana estaba muy feliz: por fin iba a poder volver al mundo de los vivos con su familia, pero lo más importante, o al menos lo que más le importaba a ella, era que iba a saber la causa de la muerte del niño elfo. Ambos se dirigieron a la puerta, introdujeron la llave y esperaron. La puerta emitió un destello amarillo y desapareció, en su lugar ahora había una bola de fuego gigante que tenían que atravesar. Morgana tomó al niño y saltaron al fuego, o tal vez eso hubieran hecho si el niño no hubiera lanzado a Morgana al suelo con la fuerza de un minotauro. 
Morgana no entendía lo que sucedía, no entendía por qué el niño había evitado que volvieran a la tierra de los vivos, no lo entendió hasta que el pequeño elfo cambio su forma dejando a la vista su verdadera identidad. La muerte había evitado que otra alma escapara del mundo de los espíritus.

(Por Fabricio Melgarejo, de 5°1°)

martes, 6 de noviembre de 2018

La vida de Asterión (Gabriela Mantovani)


Intertextualidad con los cuentos leídos

Cuento: "La vida de Asterión"
(basado en "La casa de Asterión", de Jorge Luis Borges)

Asterión era un joven muchacho, de piel blanca, ojos color miel, pelo largo y castaño. No le gustaba usar ropa ajustada ya que sus gustos eran diferentes a los demás.
El joven vivía en una pequeña ciudad llamada 'Duravit', donde todos eran parecidos. No había persona que no se pareciera a los demás, en relación  con gustos de música, ropa y forma de vivir. Asterión  era la excepción a de todos ellos. Las personas de Duravit eran de pieles bronceadas, siempre con ropa ajustada, las mujeres con su cabello largo y los hombres con su cabello corto, siempre vistiendo prendas de marcar caras y nunca ropa de segunda mano.
En la escuela donde iba Asterión, siempre se burlaban de él, por ser tan diferente a toda la gente de esa ciudad, porque su piel no era de color bronceado como la de los demás y por saber hacer cosas que los demás no sabían. Una de ellas era tocar un viejo ukulele que le había dejado su difunto abuelo. Él amaba ese instrumento ya que era tan simple, tan delicado, tan hermoso. Su melodía lo relajaba de toda tormenta que pudiera estar pasando por su vida.
Su casa era de dos pisos, con grandes ventanales que siempre estaban cubiertos por oscuras cortinas que llegaban a rosar el frío suelo de esa casa. Tenía un gran patio trasero, lleno de grandes árboles, como si fuera un bosque donde uno se podría perder fácilmente. Esa era la parte favorita de Asterión, su bosque, en donde podía ser él mismo, sin que nadie lo juzgue, ni que nadie lo lastime ni lo moleste. Asterión, al ser una persona tan sola, tenía que buscar sus propias distracciones. Le gustaba correr por los pasillos de su gran casa vacía, dar vueltas hasta marearse y caer sobre el pasto. Le gustaba jugar a que lo busquen. A cualquier hora él podía jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y una tranquila respiración. A veces, cuando abría los ojos, el color del cielo se cambiaba y se tornaba de un color naranja. De tantos juegos que tenía, su favorito era el de el otro Asterión, fingía que iba a visitarlo y que él le mostraba su casa. Su parte favorita del recorrido era cuando le decía  “y ahora llegamos a mi patio”.
Sus vecinos creían que estaba loco, sus compañeros lo llamaban monstruo, le decían que él no encajaba en este mundo.

Asterión fue para su casa, se paró en frente del espejo de su baño, pero... él no veía a un joven,  veía un monstruo, un monstruo que no era ni lindo, ni tierno, ni simpático. Se veía como una bestia mística, con piernas como las de un toro, cabeza de toro, con una gran fuerza que nadie podría entender. Él era un minotauro, o por lo menos así se veía él. Cada vez que Asterión miraba su reflejo, lloraba, lloraba porque él quería ser aceptado como los demás, no quería ser mirado con los ojos de un monstruo.

Sus padres nunca lo quisieron, siempre lo trataron mal, nunca le dieron ese amor y cariño que debería recibir un niño. Ellos habían muerto en un accidente de autos cuando estaban volviendo a su casa de una gran fiesta. Asterión no se encontraba con ellos en ese accidente, ya que él estaba en su casa durmiendo. Por eso él siempre estuvo solo, nunca sintió el amor de alguna u otra persona.

Asterión se dirigía a su escuela cuando de repente escuchó un grito. Era uno de sus compañeros de escuela que como siempre gritaba para molestarlo y hacerlo sentir mal. 
-¡Eres tan raro, no entiendo porque sos tan diferente a los demás! Mirate, nadie te acepta, nadie te quiere. Estás solo en este mundo Asterión, y todo por ser diferente a los demás, das asco.
Asterión solo lo miró y llegó a responder:
-Está bien, lo siento.
Salió corriendo de ese lugar, con sus ojos llorosos, mientras escuchaba las risas despiadadas de todos los demás.
 Asterión, ese día, decidió no ir a la escuela, ya que sentía que su corazón estaba demasiado roto. Él solo se dirigió a su casa. Cuando llegó, fue a su baño y se miró en el espejo. Como siempre, Asterión solo veía su reflejo como un monstruo. Intentó mucho tiempo verse como una persona, pero no podía, no era lo suficientemente fuerte para hacerlo.
Asterión decidió irse de Duravit a un lugar muy lejos de todos, donde no haya nadie que lo pueda lastimar. Este lugar era casi un secreto, nadie sabía su ubicación, no sabían nada de ahí. En ese lugar había un gran laberinto donde él se podía quedar sin que nadie lo molestara. 
Empezó a sufrir una metamorfosis, sus piernas eran como las de un toro, empezó a crecerle pelaje por todo el cuerpo, unos enormes cuernos le salían de la cabeza.
En poco tiempo se empezó a transformase en minotauro, tal y como lo describían todos sus compañeros.

(Por Gabriela Mantovani, de 4°3°)

Reseña de la novela Orgullo y prejuicio


Reseña de la novela Orgullo y Prejuicio

Jane Austen (1775-1817)

Jane Austen fue una admirable mujer, autora de la novela Orgullo y Prejuicio, novela publicada el 28 de enero de 1813 en el Reino Unido. Jane Austen vivió en una época en la cual los movimientos artísticos se estaban propagando efusivamente mientras que a su vez una  serie de cambios surgían en respuesta al contexto de revolución con gran trascendencia en muchas de las antiguas costumbres que caracterizaban a Europa hasta finales del siglo XVIII. Las ideas de combatir la ignorancia y adquirir instrucción por medio del conocimiento son aspectos que rigieron el pensamiento de personas de la época, haciendo plantear la idea de que solamente mejorando la capacidad de cada uno para lograr entender las cosas mediante del uso de la razón se lograría conseguir un mundo mejor.
Jane Austen, al ser parte de este contexto, sin duda no escapa a la utilización, en cada una de sus obras, de los aspectos dichos anteriormente; sin embargo, la autora centra su mayor atención en hacer una crítica a la sociedad europea y en la subestimación de la mujer. Lejos de parecer una oposición incontenible, la autora refleja en sus creaciones la capacidad de la mujer de ser más de lo que la gente le permite y, ridiculiza notablemente a través de la sátira, las particularidades de aquellas personas que con el pasar del tiempo adquirieron un pensamiento estigmatizante y característico de la época. Tanto los personajes fundamentales como los caracteres secundarios son caracterizados de forma humorística y, con sus ingenuidades, permiten que el lector consiga más familiaridad con la historia y la encuentre entretenida.
Orgullo y Prejuicio es una novela que con tan solo empezar a leerla deja mucho que pensar.  «Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa», es la frase que para muchos caracteriza a la novela porque, ciertamente, el relato gira en torno de esta temática: el matrimonio.
La familia Bennet pertenece a la clase media baja y, como todas las familias compuestas por mujeres, los padres buscan que sus hijas encuentren lo más rápido posible alguien con quien casarse, en lo posible, que éste sea una persona de gran relevancia o que simplemente sea capaz de darle sustento a sus hijas. Aquí es donde entran en escena otros personajes, Bingley y Darcy, dos jóvenes de clase alta demasiado opuestos como para siquiera suponer que uno tuviera relación con otro. Y es que así es, ya que el joven Darcy es nada más y nada menos que el mejor amigo del atento joven Bingley. Ambos son poseedores de una gran fortuna; sin embargo, en personalidad no comparten tantas cosas.
Bingley y Darcy conocen a la familia Benett durante un baile que organiza el mismo Bingley. La fiesta resulta ser amena y encantadora, no obstante, se suma una problemática a la historia, la dificultad de Darcy para relacionarse con las personas, especialmente con personas que él considera inferiores. Mientras que Bingley crea un vínculo especial con la mayor de las hermanas Benett---Jane Bennet---, Daarcy sin querer hace enemistad con Elizabeth, hermana de Jane Benett. Son cinco en total las hermanas pero, en las que básicamente se centra el relato, es en las que justamente tienen mejor relación, Jane y Elizatbeth. Estas son las disparidades que en distintos puntos de la historia pueden hacer que unos personajes lleguen a caer mejor que otros. A pesar de que las buenas y malas cualidades de los caracteres se presentan desde un principio y se explican en el transcurso, la percepción de ellos cambiará una vez que se conozcan sus razones y veamos que tanto una buena persona como una mala son capaces de cambiar y dejar a la vista una personalidad totalmente diferente a la ideada tras la primera impresión. El orgullo y el prejuicio enmarcan el relato, crean dificultades y diferencias, pero no todo lo que crean a su paso es malo, ya que al igual que en la vida real, pueden llevar a una persona a sacar lo mejor de sí.
En cuanto al criterio personal que el lector pueda llegar a idear tras la lectura de esta maravillosa obra, no hay demasiado de lo que hablar ya que la verdadera crítica se forma a través de un arduo análisis de lo que vemos y percibimos. Sin embargo, es importante resaltar como esta historia llega a ser un buen ejemplo de la correcta edificación de las personas y el camino que recorren para lograr enfrentar las adversidades. En un mundo tan conflictivo, lleno de orgullo y prejuicio, hay quienes deciden dejar atrás ese convencionalismo tan déspota de la sociedad para adquirir personalidades más humanas. Sí, humanas, porque esto ya no se trata de caballeros y damas, hombres y mujeres, niños y niñas. Todos en conjunto formamos un mundo prácticamente compuesto por humanos y, es por eso, que ante nosotros no deben aparecer diferencias; todo lo contrario, debemos aprender a conducir nuestros caminos libremente y sacando lo mejor de cada uno.
Querer ser dueño de uno mismo y tomar tus propias decisiones no debe ser ningún problema en la sociedad, sean cuales sean los argumentos en contra de la libertad e igualdad, no se debe atentar nunca a lo que es la esencia personal. Esto es lo que, mediante la novela, la autora podría haber deseado transmitir. Lejos de hacer reflexionar respecto a un cliché amoroso, se muestran temáticas sociales que inducen a la reflexión. Orgullo y Prejuicio no es solo una novela de amor, sino un relato que profundiza en una sociedad que por años ha silenciado a la figura femenina.

(Por Nicole Armijos, de 6°1°)

Clarinete y su vida (Isaac Corvalán)



Relatos de humor

Clarinete y su vida

Había una vez un chico al que le llamaban Clarinete no porque le gustaba la música sino por su terrible nariz. A este chico le gustaba mirar videos en Internet para buscar información sobre lo que le daban de tarea en la escuela, también le gustaba chatear con su amigo Javier,con quien conversaba sobre Clash Royale. Clarinete tenía un grupo de amigos que se juntaban a jugar a la pelota. A veces su equipo jugaba contra el equipo de Mansilla y su familia (primos, hermanos, amigos). 
Este Clarinete era tan malo jugando a la pelota que hasta le hacían goles de mitad de cancha, solamente servía para llevar el agua. Algunos le decían Di maría y no por su juego sino por su parecido a un fideo. Al único que le hacía competencia jugando a la pelota era a su amigo “el Pedon”,  otro más que erraba los goles debajo del arco, igual que su otro amigo “el Chino” que cuando iba corriendo,  hablaba en japonés. 
Clarinete era un chico despreciado por sus amigos porque jugaba horrible al fútbol y él se deprimía mucho al vivir esas cosas en su vida.
Un día decidió alejarse de sus amigos, empezó a entrenar con todo, empezó a ir al gimnasio entrenando todos los días hasta volverse muy buen jugador de fútbol, el mejor diría. Lo apodaron “Ozil”.
 Cuando se volvió a juntar de nuevo con sus amigos que lo despreciaban,  no lo podían ni parar, porque se volvió muy habilidoso, les pegó un re baile, era tan bueno que pudo cumplir sus sueños de poder jugar profesionalmente al fútbol convirtiéndose en el mejor de todos los tiempos.


(Por Isaac Corvalán, de 6°1°)

El que se la da de canchero (Luna Santanelli)

Aguafuertes porteñas del siglo XXI

El que se la da de canchero

En la escuela siempre hay un pibe que se cree más que todos. En este caso, es el rompebolas de Franco. A mí y a mis amigos nos vive diciendo boludeces , que gordo, que flaco, que cara deforme .
Pero nosotros no podemos hacer nada. Mi grupito y yo somos una mierdita. Señores, ¿qué decirle más que otro insulto pero en voz baja? Otra cosa no se puede hacer.
En los pasillos del colegio YO, POR PRIMERA VEZ , SÍ YO, el flaco, estaba hablando con una chica… y sí hasta que apareció Franco y me hizo quedar en ridículo con Carolina, diciendo que todavía era un nene y que no la puse. Se me reían todos en mi cara, hasta que me cansé, fui con mi primo Rubén, que era más grande que Franco, obvio. Bueno más o menos igual. 
En fin, mi primo no jode a nadie, vive serio, pero andá a joderlo…y bueno le conté que el rompe bolas de Franco nos vive jodiendo y cargando , y bueno él tiene su lado gracioso, hasta que fue, lo encaró, y le dijo:
 –¿Así que te gusta joder con los más chicos? Esperen, la parte que se viene es muy graciosa, en serio, después de que Rubén le dijo eso, le ordenó que se bajara los pantalones,  la remera y  le dijo que se quedara en frente de la puerta de nuestro salón y que cualquiera se podía burlar de él. Y bueno, todos le vimos los calzones de flores que tenía. 
Ése fue el mejor día de mi vida.

(Por Luna Santanelli, de 6°2°)

El gran cambio (Bautista Fusto)

Cuentos de ciencia ficción El gran cambio    24 de octubre de 2013.Buenos Aires, Argentina Día nublado. Seguramente llueva. Caminaba...