domingo, 28 de octubre de 2018

La fea y la linda (Ludmila Pérez)

Aguafuertes porteñas del siglo XXI

La fea y la linda

Con tantas personas distintas nos cruzamos a lo largo de la vida, que a veces nos encontramos con esas que se creen Coco Chanel pero no llegan ni a La Bruja del 71.
   Se creen muy sexis, diosas, divas, creen que tienen una silueta reloj de arena,  que las fotografías y la pasarela son su especialidad y que nacieron con ese tipo de don. Piensan que son las N°1, sueñan con desfilar en un fashion week, lucir prendas Gucci, Dior o Louis Vuitton, se encargan de injuriar a otras jóvenes creyendo que ellas son de una élite.
   Son esas mismas que para tener un book de fotos buscan por cielo y tierra un fotógrafo que lo haga gratis, cruzan el mar para buscar una maquilladora que no les cobre, con el fin de querer mostrar que ellas son las más solicitadas, pero engañan a todos. Hacen lo mismo pidiendo marcas para unas fotos, en sí, hacen trampa con todo, solo para endiosarse y pasar por arriba a otras niñas.
   Pero en realidad son esas que sus piernas parecen una gelatina recién hecha, su silueta es un triángulo invertido y para qué te cuento de su pelo o cutis ¿Te lo podes imaginar a esos bicharracos, no? Su rostro repleto de acné,  no son capaces de usar una máscara de destello vital, sus piernas y cavado son rasurados, por lo cual su bello es estimulado el mismo que  termina dejando marcas y puntos negros.  Jamás se hacen un baño de crema en su cabello, tienen estrías y celulitis. No tienen la posibilidad de ir a una esteticista para que las ayude a mejorar su aspecto y sus kilitos demás ¡ni te cuento!, el rollito que se les escapa para colmo usan sus pantalones tiro bajo. Pero así y todo son las más presumidas, creen que se llevan el mundo por delante, son muy desagradables y su vocabulario es poco estético.
  Yo no digo que no te creas una chica hermosa, pero no quieras denigrar o frustrar a otras comparándolas con vos cuando te falta una vuelta al mundo para comenzar a pertenecer a una elite. Son puras personas tóxicas.
 Cuando comienzan a hablar pareciera que lo hacen resfriadas, y solo salen de su boca cosas poco interesantes y sin clase como “Ay piba, no sabés, estoy re cansada, esta semana tuve dos sesiones de fotografía”. Y vos te quedas como mirándola de arriba abajo, pensando: “Que chica tan ordinaria,  y con ese cuerpo se cree tanto…” y realmente terminás afirmando tu pensamiento. 
  Creen que todos los muchachos están a sus pies, ellos se enamoran cuando ven sus fotos en las redes sociales, de tanto Photoshop que usan parecen unas barbies con piel de bebe recién nacido, pero cuando las ven en persona ¡agarrate, Catalina! Se llevan el susto de su vida, no duermen más en las noches y hasta levantan fiebre, los pobres muchachos.
 
Por Ludmila Pérez, de 6° 1°

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