Consigna: escribir un cuento en intertextualidad con alguno de los mitos y leyendas leídos en clase (en este caso, se escribió en relación con el mito griego de Medusa)
Medusa, castigo injusto
Medusa, castigo injusto
(Selena Álvarez, de 4°3°)
Yo soy hija de Fosis Y Ceto, soy una gorgona, pero a
diferencia de mis hermanas y el resto de las otras gorgonas, soy la única
mortal y se puede decir sin dudar que soy la más hermosa. Tengo unos hermosos
ojos verdes, una boca que enamora y seduce a cualquier hombre, piel tan bella y
blanca como la porcelana y un cabello largo, sedoso y hermoso que causa la
envidia de todas las mujeres que me ven.
Un día me desperté con ganas de salir a ver el sol y conocer
nuevos lugares, luego me topé con una diosa, que según decían, era la más
hermosa, pero yo sabía que si a ella la consideraban así pues yo soy el doble
de hermosa que ella. Me comenzó a mirar con cara de asombro, refunfuño y siguió
su camino, yo seguí con el mío.
Recuerdo que había pasado por un templo, el de Atenea, y decidí
pasar a ver cómo era por dentro. Allí lo vi: un hombre alto, sonrisa hermosa y
ojos que no dejaban de mirarme. Mi timidez me hizo voltear a ver hacia otro
lado. Recorrí todo el lugar y ya estaba decidida a volver a casa. Cuando ya
estaba saliendo de ahí me agarran la mano y en un susurro me dicen: –Aguarda, te veo aquí mañana al anochecer.
Esa noche no pude ni cerrar los ojos para dormir, pensando
en sí iría o no me atrevería. Después de
todo no lo conocía, siquiera sabía su nombre. Me puse muy indecisa. Hasta ahora
nunca había salido de mi hogar y si mis padres se enteraban, me matarían.
Paso rápido el día y llegó la noche oscura y fría. Decidí ir. Pensé: “ ¿Qué
puedo perder?¿Por qué no arriesgarme a una aventura ya que nunca tuve una?”
Me preparé. Me cubrí con una capa, y ocultándome de quien
veía en el camino llegué al templo.
Ahí estaba él, esperándome. De inmediato lo vi, me acerqué tímidamente.
–No pude dormir
pensando en ti-dijo él. Lo único que deseaba era que pudieras venir ya que
desde que te vi, me deslumbraste con tu belleza -exclamó .Se acercó imperiosamente
a mí.
–Soy Poseidón, dios del
mar -dijo él.
Se me empezó a acercar y hostigar indebidamente, y yo iba
retrocediendo ya que comenzó a
incomodarme, hasta que llegó un punto en el que trató de seducirme
extremadamente y decidí irme. Pero cuando me quise ir me tomó por detrás,
satisfizo su deseo en contra de mi voluntad.
No obstante a aquel suceso, Atenea(diosa de la pureza y
castidad, entre otras cosas)se enteró, y se vio terriblemente ofendida, sólo que no con Poseidón, sino conmigo, ya que creía que yo era todo lo
contrario a ella (deseo...carnalidad...voluptuosidad) y decidió castigarme.
De mi cabello hizo siseantes serpientes. De mis ojos, una
intensidad tal que si los miras directa y fijamente, te vuelves de piedra. En
sí, me había convertido en un monstruo, pero aun así, mi andar seguía siendo
tan igual de provocador y sensual, que
hipnotizaba casi tanto como mi mirada.
Sin embargo, Atenea, aún inconforme, viendo que el castigo
que me puso no había tomado los tintes que
ella esperaba, envió a Perseo, hijo de
Zeus, a que cortara mi cabeza. Muy ingenioso, usó su escudo para
reflejarme y que no lo convirtiera en piedra y le dijeron que al venderme
entregara mi cabeza a los dioses .Después de luchar con todas mis fuerzas,
salió por detrás el reflejo de una espada que me dejó sin habla...
Y así yace la imagen de mi cabeza como escudo de la casta
Atenea.
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