sábado, 18 de noviembre de 2017

"Medusa, castigo injusto", cuento de Selena Álvarez

Consigna: escribir un cuento en intertextualidad con alguno de los mitos y leyendas leídos en clase (en este caso, se escribió en relación con el mito griego de Medusa)

Medusa, castigo injusto
(Selena Álvarez, de 4°3°)

Yo soy hija de Fosis Y Ceto, soy una gorgona, pero a diferencia de mis hermanas y el resto de las otras gorgonas, soy la única mortal y se puede decir sin dudar que soy la más hermosa. Tengo unos hermosos ojos verdes, una boca que enamora y seduce a cualquier hombre, piel tan bella y blanca como la porcelana y un cabello largo, sedoso y hermoso que causa la envidia de todas las mujeres que me ven.
Un día me desperté con ganas de salir a ver el sol y conocer nuevos lugares, luego me topé con una diosa, que según decían, era la más hermosa, pero yo sabía que si a ella la consideraban así pues yo soy el doble de hermosa que ella. Me comenzó a mirar con cara de asombro, refunfuño y siguió su camino, yo seguí con el mío.
Recuerdo que había pasado por un templo, el de Atenea, y decidí pasar a ver cómo era por dentro. Allí lo vi: un hombre alto, sonrisa hermosa y ojos que no dejaban de mirarme. Mi timidez me hizo voltear a ver hacia otro lado. Recorrí todo el lugar y ya estaba decidida a volver a casa. Cuando ya estaba saliendo de ahí me agarran la mano y en un susurro me dicen:  –Aguarda,  te veo aquí mañana al anochecer.
Esa noche no pude ni cerrar los ojos para dormir, pensando en sí iría  o no me atrevería. Después de todo no lo conocía, siquiera sabía su nombre. Me puse muy indecisa. Hasta ahora nunca había salido de mi hogar y si mis padres se enteraban, me matarían.
Paso rápido el día y llegó la  noche oscura y fría. Decidí ir. Pensé: “ ¿Qué puedo perder?¿Por qué no arriesgarme a una aventura ya que nunca tuve una?”
Me preparé. Me cubrí con una capa, y ocultándome de quien veía en el camino llegué al templo.
Ahí estaba él, esperándome. De inmediato lo vi, me acerqué tímidamente.
 –No pude dormir pensando en ti-dijo él. Lo único que deseaba era que pudieras venir ya que desde que te vi, me deslumbraste con tu belleza -exclamó .Se acercó imperiosamente a mí.
 –Soy Poseidón, dios del mar -dijo él.
Se me empezó a acercar y hostigar indebidamente, y yo iba retrocediendo  ya que comenzó a incomodarme, hasta que llegó un punto en el que trató de seducirme extremadamente y decidí irme. Pero cuando me quise ir me tomó por detrás, satisfizo su deseo en contra de mi voluntad.
No obstante a aquel suceso, Atenea(diosa de la pureza y castidad, entre otras cosas)se enteró, y se vio terriblemente ofendida,  sólo que no con Poseidón, sino  conmigo, ya que creía que yo era todo lo contrario a ella (deseo...carnalidad...voluptuosidad) y decidió castigarme.

De mi cabello hizo siseantes serpientes. De mis ojos, una intensidad tal que si los miras directa y fijamente, te vuelves de piedra. En sí, me había convertido en un monstruo, pero aun así, mi andar seguía siendo tan igual de provocador y sensual,  que hipnotizaba casi tanto como mi mirada.
Sin embargo, Atenea, aún inconforme, viendo que el castigo que me puso  no había tomado los tintes que ella esperaba, envió a Perseo, hijo de  Zeus, a que cortara mi cabeza. Muy ingenioso, usó su escudo para reflejarme y que no lo convirtiera en piedra y le dijeron que al venderme entregara mi cabeza a los dioses .Después de luchar con todas mis fuerzas, salió por detrás el reflejo de una espada que me dejó sin habla...



Y así yace la imagen de mi cabeza como escudo de la casta Atenea.

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